Por Raúll Martínez,.
Crítico de cine
Estoy encantado con los 80, y en especial, con las pelis de terror de aquella maravillosa década. Aunque siempre me hago la misma pregunta para intentar salir mentalmente de aquellos años y centrarme en el presente, ¿existen películas de terror en la actualidad que te hagan pasar miedo e insomnio; de esas que te hagan pensar dos veces si ir al baño por la noche? Aunque es verdad que las pelis de terror de hoy día no son para nada como las de antes, tengo que decir que sí, alguna hay, que sin abusar de los efectos sonoros consiguen ponerte los pelos de punta.
La película sobre la que voy a comentar se merece todos los elogios posibles ya que mis expectativas antes de verla eran muy altas (normalmente cuando eso ocurre me suelo llevar una desilusión), pero en esta ocasión terminé con un mal rollo en el cuerpo, acompañado de esa sensación a la que llamamos miedo (tengamos en cuenta que ya tengo una edad). Es por ello que se ha convertido para mi en una película de culto, ya que estoy seguro va a envejecer bien.
“La autopsia de Jane Doe” ha hecho que vuelva a tener fe en el cine de terror. ¿El secreto?, una historia simple, con una puesta en escena sencilla que aprovecha al máximo los recursos del cine de terror: planos, música, ambiente, etc. El resultado, una película que nos mantiene al borde del asiento, con matices de claustrofobia y misterio.
La historia bien simple, dos médicos forenses (padre e hijo) trabajan en su negocio en el sótano de su hogar. Reciben el cuerpo de una misteriosa mujer, a quien llaman Jane Doe para efectos del registro. Conforme realizan los exámenes de rigor, experimentan eventos paranormales en la morgue y sospechan que tienen que ver con el cadáver en sí. En Estados Unidos se utilizan ciertos nombres genéricos para las personas desconocidas que fallecen, para así registrar sus cuerpos ya sea para futuros reclamos o por acciones legales pendientes. Para las mujeres se utilizan los nombres “Jane Doe” o “Jane Roe”, es el equivalente a “fulana de tal” o “perico el de los palotes”.
En cuanto al elenco de actores, sufrió algunos cambios , Martin Sheen era la opción principal para el papel de Tommy, pero abandonó el proyecto por conflictos de programación. El plato fuerte sin duda es el cadáver en sí, muy bien interpretado por la actriz y modelo Olwen Catherine Kelly, fue seleccionada por sus conocimientos en yoga que le ayudaron a controlar la respiración y su cuerpo. El hecho de que el cuerpo fuera un ser humano ayudaba a tener una conexión con el público. Tengo que reconocer que desde el primer momento sentí cierta atracción por el cuerpo. Llamadme loco, pero esa conexión no la he tenido con ninguna película romántica hasta el momento (descartado el sentimiento carnal, por supuesto, solo atracción por la chica).
Según el propio director André Ovredal, el papel de Olwen fue el más difícil de la película, aunque se puede disfrutar de buenos momentos de interpretación del resto del elenco. Como la escena del ascensor cuando padre e hijo hablan sobre la muerte de la madre. Ovredal afirmó en una entrevista que para esa toma solo puso la cámara y filmó un momento mágico entre los actores Brian Cox y Emile Hirsch. La idea de contar esta historia fue la necesidad del director de filmar una buena película de terror, tras ver The Conjuring (2013) llamó a su agente y le pidió buscar un buen guión, atrapando éste de inmediato.
Es una producción que demuestra lo innecesario de las grandes escenografías o distintas localizaciones para lograr atrapar al espectador, y sinceramente, hoy día es muy difícil encontrar historias así. Solo la escena en la que se escucha una campanilla en un pasillo oscuro, me ha hecho a mi personalmente encender todas las luces de casa. Además cuenta con pequeños detalles terroríficos, como por ejemplo, el cadáver demasiado limpio. Al estar en la morgue podríamos pensar que se debe a la limpieza rutinaria antes de la autopsia, sin embargo, las plantas de los pies son las únicas partes de su cuerpo visiblemente sucias. Ese pequeño detalle ofrece al espectador cierta inquietud ya que sin pensarlo directamente, damos por hecho que el cuerpo ha caminado en algún momento de la historia. El mismísimo Stephen King manifestó que era “terror visceral para rivalizar con Alien y Cronenberg. Mírala, pero a solas”.
Muy contento de tenerla en mi estantería , “La autopsia de Jane Doe”, me encandiló, me atrapó, me enamoró, ¡y me aterró!